domingo, febrero 19, 2006

Derechos Humanos, la ONU y Prisiones Secretas

El reciente informe de las Naciones Unidas referente a las prisiones que Estados Unidos mantiene en diversas partes del globo, incluyendo Guantánamo, pone de manifiesto la falta de criterio de esta administración en manejar los problemas contra el terrorismo, sin mencionar que les importa poco lo que el resto del mundo opine en cuestiones de derechos humanos.

En una entrevista otorgada al diario Clarín de Buenos Aires, Leonardo Despouy, uno de los cinco que prepararon el informe dijo: “Cuando uno ve lo que sucede en la cárcel iraquí de Abu Ghraib, en Afganistán, y por supuesto en Guantánamo, aparece que la práctica de las prisiones secretas, tiene consecuencias graves en materia de derechos humanos, cultiva focos de abusos de prácticas deleznables. Y es un grave retroceso para la humanidad.”

Entre tantos cientos de detenidos y después de años de tener a estas personas en condiciones infra-humanas, nada se ha conseguido como resultado que demuestre la efectividad de mantener a estas prisiones. Es más, los mismos procedimientos que se utilizan para supuestamente obtener información, invalidan la calidad de lo que se pueda obtener. Si yo estuviera detenido en alguna de esas cárceles clandestinas, es posible que ya hubiera confesado de todo, desde ser responsable de la muertes de Rasputín, los Kennedy y Marilyn Monroe, hasta por la primera, segunda y, por las dudas, hasta la tercera guerra mundial.

Cualquier información que se obtenga en esas circunstancias no sería admitida por ninguna corte. Sin una acusación formal, sin un abogado que provea consejo y guía, sin derecho a examinar los cargos que pudieran existir y sin transparencia en el proceso, me pregunto cuál es la validez de todo esto.

El argumento de que, quizás, alguno de los detenidos pueda dar indicios que conduzcan a detener un futuro ataque terrorista, tampoco tiene asidero alguno, debido a que nunca se sabrá si la información tiene veracidad alguna.

Que haría usted si le privan de dormir, lo someten a ruidos extremos, lo sientan en una silla, o en el suelo, mientras un interrogador tras otro le grita y lo acusa, nunca sabe si es de día o de noche, no puede hablar con nadie en quien confíe y hasta quizás le digan que alguien en su familia puede estar en peligro si no colabora?

Estas, entre otras, son las técnicas menos vejatorias que pueden utilizarse al no existir ningún tipo de supervisión o control externo de la situación. Las más humillantes han estado en su televisor cuando se divulgara lo de Abu Ghraib.

Como tantas otras decisiones de la administración de Bush, la sordera en el tema es impresionante, perturbante y peligrosa. Una desgracia para todos los que defendemos la democracia.