Las Vegas. Un Espejismo
El tono optimista de nuestro Alcalde, el jovial Oscar Goodman, parecería indicar que no existen límites para nada. Como autoproclamado embajador de Las Vegas no hay duda de que ha hecho un buen trabajo en promover la ciudad. Lamentablemente, en el proceso, no ha hecho un trabajo muy efectivo en atender los problemas que tenemos todos los días. Su teoría parecería ser que con un crecimiento sin límites todo habrá de arreglarse por si mismo. No creo que esto sea así. Si los últimos años son un indicativo del bienestar general de la población, estamos perdiendo terreno en todos los frentes. La criminalidad ha aumentado, especialmente en la periferia (donde los que manejan los capitales no viven claro está). Las escuelas están condenadas a una eterna búsqueda de educadores y por siempre construyendo más y más, sin nunca alcanzar las aulas. Estamos escasos de enfermeras, hasta el punto de tener que buscarlas en otros países. El costo de la atención médica está por las nubes y los hospitales cada vez más apretados. Las propiedades han subido tremendamente aunque los salarios están poco menos que estancados. El costo de vida en general, necesidades básicas, comida, combustible y otros menesteres han tenido un constante aumento.
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