Mucho Ruido, Pocas Nueces
La reunión que se está llevando a cabo entre los presidentes de Latinoamérica y el tío del Norte, tiene pocas esperanzas de convertirse en algo positivo para alguno de los países involucrados. Comenzando con Bush, quien está con problemas más grandes que los que su cabeza puede aguantar, con la cuestión Irak y los embrollos en su propia casa, entre otros y teniendo en cuenta que los países del sur tienen agendas muy diferentes entre sí. Así, México por ejemplo, se interesa en intercambios con EE.UU. más estrechos que el resto, por razones de proximidad y cuestiones vinculadas con la constante migración de su gente hacia el norte. Chile, quien ya tiene fuertes vínculos con EE.UU., no habrá de cambiar sus jugosos arreglos para satisfacer a otros vecinos. Brasil, con su permanente sueño de convertirse en la fuerza dominante del Cono Sur, delira por separado. Argentina, el país huésped, cuyo empeño constante parece ser siempre más ayuda del FMI, no tiene la fuerza industrial para influenciar a nadie en estos momentos. Del resto, países como Bolivia, Perú, Ecuador, Guatemala, Nicaragua y Honduras, aún están envueltos en sus eternos conflictos internos, atando sus manos para poder accionar. Colombia, a pesar del progreso, con la cuestión drogas sin resolver aún no constituye fuerza alguna. Venezuela, quizás el más fuerte en potencia desde el punto de vista económico y gracias a su petróleo, tiene al frente un presidente que juega a todo o nada, haciendo imposible el negociar.
Un encuentro que muy poco puede resolver en materia alguna y que resultará en alguna declaración de intenciones lavada y con poco sabor.
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