martes, noviembre 14, 2006

El Secuestro Masivo en Irak

CNN: “Un grupo armado con uniformes de la Policía Nacional Iraqui, secuestró entre 100 y 150 personas en un instituto de investigación gubernamental en Bagdad el Martes por la mañana, forzando al ministerio de educación superior a ordenar el cierre de universidades hasta que la situación mejore.”

Si no fuera por lo trágico de la noticia y las realidades en aquel país, esta nota sería digna de una comedia o una sátira.

Ciento cincuenta personas secuestradas a plena luz del día, en una organización del gobierno va más allá de las explosiones diarias a que nos hemos acostumbrado a recibir en las noticias desde Irak. No cabe dudas que existe algo mucho mas organizado y profundo en las actividades de quienes no aceptan el estado de cosas actuales. Comenzando con el hecho de que todos estaban uniformados como policías. Cómo se consiguen uniformes de policía en Irak?

Luego, adonde están los verdaderos guardianes del orden y los soldados de EE.UU. en circunstancias así? Una serie de vehículos, difíciles de ocultar, están a la espera de las víctimas y de los secuestradores en las afueras del lugar y nadie dió la alarma? Según el recuento del hecho, los invasores del lugar se tomaron su tiempo para separar metódicamente a los que iban a llevarse, de otros que quedaron en el edificio, piso por piso. Esto no se hace en pocos minutos. Y finalmente, un desfile de más de doscientas personas entre secuestradores y secuestrados, sale en procesión a fin de ubicarse en una serie de vehículos de una manera que no puede ser muy disimulada, dado lo numeroso del grupo.

Aunque podemos entender la falta de respuesta inmediata frente a ataques breves y sorpresivos por parte de insurgentes (o como usted quiera llamarles) esto, en una ciudad que supuestamente está bajo vigilancia militar las veinticuatro horas, no tiene sentido alguno.

O bien existe una complicidad mayor de la población, permaneciendo pasiva, no dando la alarma y limitándose a ser testigos silenciosos o, las fuerzas de seguridad y nuestros militares no son capaces de responder con efectividad y rapidez. La tercera alternativa es más macabra aún, ya que supondría que tanto la policía de Irak como nuestras fuerzas se mantuvieron al margen aún sabiendo lo que ocurría.

De una forma o de otra, este hecho, sumado al aumento de la violencia en general, reafirma la idea que ha llegado la hora de que nuestro nuevo Congreso y también el Presidente se pongan de acuerdo en proceder al retiro de tropas de Irak. Si los Iraquíes no quieren o no pueden buscar su propio camino a la paz interna y las facciones en juego persisten en combatir entre sí, no hay nada que una permanencia militar de EE.UU. pueda conseguir, como está demostrado, excepto que más de nuestros soldados mueran en ese frente. Claro que esto dejaría sin efecto las ambiciones de Bush y Co. así como los intereses de Halliburton y otros que esperaban cosechar los despojos de guerra.