Los Vigilantes de las Fronteras
Los Vigilantes de las Fronteras
Gracias al mal enfoque que el gobierno de los EE.UU. ofrece en cuanto al problema de la inmigración ilegal, se producen hechos, sino insólitos, por lo menos preocupantes en cuanto a la respuesta que algunos ciudadanos ofrecen.
Una de estas respuestas es el conocido como proyecto “Minuteman”. Se trata de una organización que se dedica a estacionar individuos, en pequeños grupos, en zonas cercanas a las fronteras (en realidad la que más observan es la lindante con México), con el objetivo de avistar posibles entradas de ilegales y alertar a las autoridades para que tomen acción.
Si bien en sus principios aclaran que no son una fuerza de choque y enfatizan que quienes formen parte de esos grupos deben evitar todo tipo de confrontación, el resultado de la visibilidad en los medios de comunicación y en el terreno de los Minuteman, hace que crezca la preocupación entre pobladores de las zonas en las cuales conducen sus actividades.
En una frontera con alrededor de 2000 millas de extensión, no importa cuantos de estos grupos se estacionen, siempre habrá tremendos baches sin su cobertura, de la misma forma que la Patrulla Fronteriza no tiene la capacidad necesaria para controlar cada palmo de la extensa zona.
Además, y a pesar de toda la publicidad que reciben, los Minuteman, en números, no tienen la influencia y resultados que ellos desearían. Es una guerra sicológica mas que práctica, para desalentar a posibles migrantes desde el sur.
Sin embargo, estos pacíficos guerreros, valga la redundancia, que por unos días juegan al gato y el ratón en medio del desierto, quizás sirvan para refrescar la memoria de nuestros representantes, que continúan buscando la solución en el lugar equivocado, las fronteras y no en las razones por las cuales la inmigración ilegal es imparable.
Quienes se arriesgan a enfrentarse a numerosas vicisitudes, incluyendo enfermarse o morir en un desierto implacable, no son la causa del problema, sino la consecuencia del mismo.
El problema, simple y llanamente, son las empresas y los comerciantes de este país, quienes, con una impunidad increíble, continúan empleando a ilegales, la mayor parte de las veces con pleno conocimiento, pagando salarios menos que aceptables.
Mientras nuestros legisladores no tomen cartas en el asunto y permitan que esto continúe, habrá ilegales. El esfuerzo, en consecuencia, para detener este movimiento continuo de personas, debería estar en controlar a quienes proporcionan esos empleos y castigarlos severamente. Si esto se hiciera, veríamos como, por falta de oportunidades, muchos de los que llegan de países empobrecidos, careciendo de incentivo alguno, optarían por quedarse en casa.
En lo que se refiere a posibles terroristas, el tema de moda hoy, es infantil pensar que el sistema actual puede protegernos totalmente. Fanáticos, irracionales, sin respeto por vida alguna, incluyendo la propia, esos individuos pasan sus días inventando nuevas formas de hacernos daño. Afortunadamente, estos últimos son una minoría y, si la frontera se aquieta, con menos buscando “el sueño americano”, sería más fácil quizás para las autoridades poder vigilar con más cuidado y detectar, entonces sí, movimientos de ilegales peligrosos.
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