Una nota refrescante entre tantas que escribo con dolor y pena. El protagonista de mi serie favorita "Monk", Tony Shalhoub recibió, una vez más, un premio, por su esfuerzo en crear un detective con más problemas de los que la mayoría de nosotros tenemos en nuestras vidas diarias.
Un actor que ha llevado al refinamiento extremo las penurias de un personaje que no puede superar su manía por la pulcritud y el orden, mientras que se las ingenia para resolver crímenes con una habilidad rayana en lo vidente.
Aunque las tramas de los libretos no hacen ningún esfuerzo para competir con otras farsas en televisión, caracterizadas por risas envasadas cada 15 segundos, ni tampoco entra en detalles violentos al estilo de los dramas policiales, esta comedia, a veces dolorosa, que ofrece el personaje central, nos sirve para recordar que no es necesario enfatizar los extremos para conseguir la atención del televidente. Un balance muy delicado por cierto y para el cual no todos los actores están preparados. Ya tengo en mi colección las temporadas I y II, estoy saliendo a comprar temporada III.