martes, agosto 09, 2005

Viajes Espaciales


El regreso del Discovery en el dia de hoy, además de brindar un gran alivio a todos los interesados en estas cuestiones y las familias de los integrantes de la misión, demostró una vez más que, aplicando todo el dinero necesario y las tecnologías adecuadas, es posible para el hombre llevar a cabo ciertas tareas aparentemente imposibles o altamente dificultosas. Así nacieron materiales superresistentes al calor y la fricción, robots mecánicos que llevan a cabo diferentes tareas con gran precisión, comunicaciones de y hacia puntos distantes y muchas otras cosas, anteriormente consideradas imposibles.

Por otra parte, me pregunto de qué sirve todo esto en el mundo real, el de todos los días, ese mundo en el cual usted y yo nos desarrollamos, vivimos y desaparecemos.

Si descartamos el valor militar de que EE.UU. demuestre su supremacía en el espacio inmediato, poco o nada se traslada a nuestra vida cotidiana en beneficios específicos.

Es posible quizás que algo de todo lo que se realiza se filtre, con el tiempo, a nuestras necesidades diarias, como materiales más livianos y resistentes, nuevas fibras aislantes, mejores comunicaciones, etc., pero eso está en un futuro incierto, por siempre plagado de dudas. Al fin y al cabo, la llamada carrera espacial comenzó en la década de los 60 cuando Rusia enviara al espacio al primer cosmonauta y cuarenta años después seguimos comiéndonos las uñas en las misiones actuales, cuando un pequeño desperdicio de material desprendido, pone en peligro miles de millones de dólares en preparación y la vida de los modernos viajeros está, literalmente, pendiente de un hilo.

Por otra parte, aquí en terra firme, existe un caos constante, hambre en muchos lugares, falta de agua y vivienda adecuada en ciertos países y una creciente pobreza general, aún en los EE.UU.

Me pregunto entonces, una vez más, cuáles son las prioridades de quienes poseen la fuerza, el dinero y, como consecuencia, el material humano, capaz de resolver estos problemas inmediatos.

Estamos llegando al espacio, de una forma muy limitada, pero esto no significa que nuestra llamada civilización está avanzando. Si queremos dejar una herencia digna de ser recordada, es hora de mirar menos a las estrellas y poner más atención a nuestros vecinos globales y a nuestras familias cercanas.