martes, agosto 02, 2005

Las Payasadas de Tom Cruise


Normalmente me intereso poco en la vida privada de actores, cantantes y otros como para merecer el utilizar mi tiempo en escribir (y el de otros en leer lo escrito) en esas cosas.

Sin embargo, las actitudes de Tom Cruise en el pasado reciente con referencia a su declarado amor, Katie Holmes, desencadenó una serie de pensamientos en mí que tienen actualidad, creo, con las épocas distorsionadas que se viven en materia de entretenimiento.

Desaforadas declaraciones de amor en público, saltar en los sillones durante una sesión de entrevista (Show de Oprah) y otras movidas circenses de Tom Cruise no tienen lugar en cuanto a lo importante o no que pueda ser su relación con la actriz. Por otra parte, si se trata de llamar la atención para promover su film “World of the Worlds”, recientemente estrenado, comienza a tener sentido comercial.

Los días en que las figuras gigantes del espectáculo no necesitaban recurrir a eso están cada vez más lejanos. En aquellos días, actores de calibre, cantantes de alta calidad y figuras que se convirtieron con el tiempo en leyendas, no necesitaban entremezclar con tanta intensidad sus acciones personales con las actividades profesionales.

Siempre han existido periódicos amarillos, columnistas que solo saben explotar hechos aislados y poco discretos de las estrellas y, desde luego, los acostumbrados programas televisivos con conductores cuyo único talento es el de poder hablar de pecadillos de otros.

Pero existía una separación tácita entre esto último y lo que puede constituir noticia o, simplemente promoción. Hoy, todo se mezcla de una forma tal que es poco menos que imposible separar y distinguir lo que uno está leyendo en un periódico o viendo por el tubo televisivo.

Desde los noticieros “locales” que se producen con una calidad patética y en los cuales se entremezclan algunas noticias con empujes solapados de productos, servicios o personas, hasta las grandes cadenas las cuales, con el fin de competir (eso creo) y mantener los famosos “ratings”, recurren a lo inusual, macabro, jugoso e insólito. El televidente y en muchos casos el lector de periódicos y revistas de tipo general debe estar en constante alerta para identificar lo que es importante y aquello que es simplemente un relleno para completar los espacios.

Lo de Tom Cruise no es único ni tampoco lo más desaforado. Personajes como Courtney Love, un zafarrancho de persona y cantante más que mediocre, Bobby Brown y sus aventuras de drogadicto y los descendientes del famoso “Don de Teflón”, la familia Gotti, estos con su propio programa de televisión, están siempre presentes en las noticias.

Es que los medios son tan voraces que necesitan de esta gente para producir sus segmentos porque los que tienen talento están desapareciendo? O es esto producto de la mentalidad infantil del público general en la actualidad?

Esto me lleva a la pregunta: Quién tiene la culpa del basurero general que se produce con esto, el público que no es exigente y lee o sintoniza cualquier cosa? Las cadenas de noticias y medios que buscan la salida fácil para “entretener” sin romperse mucho la cabeza? El público está descendiendo en su escala de apreciación por lo que realmente tiene valores?

Lo medios llamados “hispanos” no son mucho mejores, por el contrario, parecen haberse estancado en una rutina desde veinte años con las idioteces en televisión de “Don Francisco”, la chabacanería de “Cristina”, las “noticias”, truculentas, sangrientas y con cada vez más fenómenos y horrores y, desde luego, las interminables novelas, cuyos temas son intercambiables y las figuritas poseen la única virtud (?) natural de ser jóvenes aunque muchas veces no puedan casi hablar, mucho menos actuar. La parte impresa, aunque hace un trabajo más decente en separar la ficción de la realidad, tiene la desventaja de que no alcanza al lector de forma masiva y esto es demostrable con el tiraje de las publicaciones más antiguas de los EE.UU. sin un crecimiento proporcional con la población que supuestamente lee el idioma.

Me sigo rascando la cabeza y pensando adonde hemos fallado como sociedad en este rubro.